Tres mujeres que están desesperadas, y que como ahora mismo no tienen mucho que hacer, también están desocupadas, deciden robar una joyería para poner fin a todos sus problemas. Amparo está a punto de perder su casa por culpa del incompetente de su hijo y de su nuera, que es más fría que un polo de limón. Rosita tiene un marido que la maltrata y al que no consigue plantarle cara. Y MariCarmen... bueno, MariCarmen sólo había bajado a pedirle a Amparo que, por favor, no gritase tanto, porque las paredes del edificio son muy finas, y al final se deja liar para atracar la joyería, porque no sabe decir que no, ni que sí, en realidad apenas se comunica porque no se le dan nada bien las relaciones sociales. Así, ataviadas con tres pasamontañas de ganchillo, las tres vecinas roban una joya valiosísima de la joyería del marido de Rosita, que, de paso, se lleva un tiro, más por ineficacia que por otra cosa. Y en ese viaje, las tres mujeres, que estaban mucho más solas de lo que creían, terminan encontrando algo más valioso que el dinero o las joyas: la amistad.